
En Lalanne se trabaja con las manos y con la intuición. Lo que guía antes que el boceto, lo que sabe antes que la mente. No se repite, no se acelera, no se delega. Cada joya es única porque el proceso también lo es. No seguimos tendencias ni relojes: creamos cuando algo dentro nos lo pide.

Soy Lourdes Lalanne, la artífice, joyera y creadora de este taller que ya ha cumplido tres décadas y muchos de mis sueños.
Nací en Bilbao, donde cursé joyería y orfebrería y fue allí donde descubrí que podía transformar metal en emoción. En 1991 abrí mi primer taller, sin saber entonces que la joyería me acompañaría como un talismán constante, una representación tangible de cada una de mis etapas, de mis búsquedas, de mis cambios.
Mi taller ha sido refugio, laboratorio y espejo. En él he aprendido que la joyería no solo adorna, sino que guarda, protege y revela. Cada creación lleva algo de mí, pero también está abierta a quien la lleva.


Todo empieza en silencio, en mi mesa de trabajo. Allí, con manos y fuego, las ideas toman cuerpo. Sigo técnicas tradicionales que he aprendido y pulido durante años, y me dejo llevar por la intuición. Cada pieza es el resultado de un proceso lento, consciente, profundamente personal.


